Tratando de crear un tratado de límites

Durante las exposiciones realizadas por el equipo que representa a Chile en la Corte Internacional de La Haya, los juristas intentaron demostrar que el Perú, Chile y Ecuador celebraron un Tratado de Límites Marítimos en el año 1952, el que lleva como nombre “Declaración de Santiago”; sin embargo, este documento no posee cartografías con coordenadas exactas; porque su fin fue la protección de nuestros recursos ictiológicos de nuestro mar.

El Equipo chileno también omitió el contexto histórico y la razón por la que se celebraba la “Declaración de Santiago”, para esto debemos remontarnos hasta el año 1947, cuando Chile y Perú en forma unilateral ampliaron sus áreas marítimas hasta las 200 millas marinas, dado que en esa época todos los países del mundo solo reconocían la soberanía nacional de 12 millas. Es por eso que cinco años después tres países sudamericanos; Perú, Chile y Ecuador, decidieron unirse para consolidar este concepto y de esta forma evitar la depredación de sus mares por las flotas pesqueras extranjeras, así nace la “Declaración de Santiago”, pero este documento no trata ni menciona los límites laterales entre las naciones.

Esta “Declaración de Santiago” fue inscrita como un Tratado en la Organización de Naciones Unidas 24 años después (1976); sin embargo, no es de Límites Marítimos.

Chile invoca el “uti possidetis” (lo que posees, continuarás poseyendo) que es un principio del derecho internacional, el que no ha sido aplicado sobre áreas marítimas en las últimas sentencias de la Corte Internacional de la Haya, lo que favorece al Perú, ya que venimos respetando el Paralelo como Límite Provisional Marítimo. 

La próxima semana el Perú y Chile nuevamente tendrán la oportunidad de expresar sus argumentos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, luego vendrá un largo periodo de silencio hasta la emisión del fallo, durante este tiempo, ambos pueblos debemos mantener la calma y desechar cualquier ánimo belicista, dado que debemos entender que tanto Perú como Chile tienen un futuro en común, donde tenemos que afrontar desafíos juntos, como la proyección de nuestros mercados hacia el Asia-Pacífico.